domingo, 13 de enero de 2008

Si Dios estuviese enamorado otro gallo nos cantaría

Si Dios estuviese enamorado otro gallo nos cantaría. Si viviese en plenitud el verdadero amor, el mundo olería de diferente manera. Si viviese la segunda fase: la pasión, el derroche se mascaría en todas la esquinas de éste mundo. Si viviera los celos, penderían sus miedos en las copas de los árboles de todas las orillas. Si desvaneciera el miedo, gozaría con tremendidad la confianza en su ser amado. Y si se rindiese a la ternura de los años junto a su deseado, encontraríamos en el centro de la tierra una fuente que manase generosa dónde por fín el ser humano bebería su PAZ.

Pero Dios cuando creo el mundo se quedó en la fase inicial superficial del enamoramiento tonto, y desposeído de cordura.

Menos mal que Dios el último día se descreó.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto me recuerda un poema de Benedetti, que me gusta especialmente, lo pongo , seguro que lo conoces, pero así lo refrescas.

¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.

Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce,
su pubis no de piedra,
sus pechos no de mármol,
sus labios no de yeso.

Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos SIDA o pánico
nos contagiaría su inmortalidad.

Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos,
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.

Ay Dios mío, Dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería,
qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia.

Hay quien lo considera irreverente y blasfemo. A mi me gusta. Y a ti?

Acrasina

Rodamons dijo...

Hay quién es más blasfemo y piensa que Dios era mujer, negro y homosexual.¡Ay, otro gallo nos cantara!